Tú mejor deja que me machaquen, sé que ya no puedo ganar en tú juego porque pierdo el mío. Se sentará en la barra del bar: "Uno bien cargado" esperando a que algo aparezca de la nada y, en cuestión de segundos, consiga cambiar su suerte.
Dormir con recuerdos, amanecer con su ausencia.
Vivo en un mundo en el que la libertad tiene un precio, asique procura que tus palabras sean mejores que el silencio.
Y ahora, no sé que hacer. Las estrellas siguen ahí arriba. Distantes. Brillantes, y, al mismo tiempo, esperanzadoras.
Mientras tanto, garabateo en un papel aún en blanco, preguntandome que fué lo que nos impulso a caer rendidos ante la tormenta. Tengo las manos heladas. Es simple, fuera lo que fuera, ya se ha esfumado.
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