No hablo de excepciones, sino de realidades, porque "cuando el tiempo nos separa los recuerdos nos consuelan"
El hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras. Y yo, con este blog, decidí hacerme esclava de mis palabras, y apartar el silencio.


Seáis bienvenidos, seres únicos.







domingo, 30 de agosto de 2015

Sé que no será facil, pero voy a intentarlo.

Todo el mundo cree haberse enamorado alguna vez; Hasta que lo hace por primera vez.
Y no pones nombre a la soledad, hasta que la vives en primera persona. 
Bien es verdad aquello que dicen de que "para que nada te duela, a nada te aferres", pero luego la gente pide alas en vez de aviones por navidad; Inventa pasos de cebra en cualquier esquina para cobrarse el beso del semáforo en rojo; Baja a todos los elefantes de la tela de araña para sentarse contigo; Toda la poesía del mundo se escribe en braille en cuerpos ajenos; Y Peter pan se deshoja las pestañas pidiendo como deseo el envejecer contigo. Y, aun así, de vez en cuando, tienes que olvidar aquello que sientes, y recordar lo que te mereces.

Siempre he sido partidaria de creer que a veces, en la vida, tienes que alejarte de las calles por las que pasas siempre, para darte cuenta de que hay otros caminos que merece la pena explorar. Pero cuando llega la práctica, en mi opinión, hay que tener mala memoria, o tal vez demasiada fuerza, para no volver a caer de nuevo en el costumbrismo rutinario. Porque he sido tan feliz, que ni siquiera he necesitado parecerlo. No sé si me entendéis.

También he escuchado eso de que no hay finales felices. Que los finales felices son la parte más triste, ya que cuando estableces una situación como real, será real también en sus consecuencias.
Las personas no se olvidan de un día para otro, y menos si te han dejado a su paso cicatrices. Lo mejor en la vida lo encuentras sin haberlo buscado. Y,  al final, los dos hemos acabado perdiendo, tú a quien más te quería, y yo mucho más de lo que puedes imaginar.

 Considero que, de vez en cuando, el cambio es bueno. Pero no es fácil. Me aferré a un "ojalá nunca te abrace por última vez", y terminé rogándole al tiempo que retrocediera a nuestro favor.
No hay mayor satisfacción para uno mismo, que conseguir aquello que en su día te pareció imposible. Confiar en alguien me llevó a no confiar en nadie. Y es aquí donde comienza mi cuenta atrás. Pero la realidad es, que si no te hubiera conocido, aún me haría falta conocerte.
Sin quererlo, o mejor dicho, queriéndolo, me has regalado el mejor año de mi vida. Un día 19 decidiste quedarte, y desde entonces, no ha habido mayor satisfacción para mi, que saber que he podido contar contigo, un día sí, y otro también.
Tengo tres eternidades de razones escondidas en los bolsillos para darte las gracias, y sencillamente espero haber estado a la altura en su momento para demostrártelo.

 Para mí,
amor es cuando tienes motivos suficientes para renunciar a una persona,
y aun así no lo haces.

27 de Agosto 2015,
4:47 am.