No hablo de excepciones, sino de realidades, porque "cuando el tiempo nos separa los recuerdos nos consuelan"
El hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras. Y yo, con este blog, decidí hacerme esclava de mis palabras, y apartar el silencio.


Seáis bienvenidos, seres únicos.







martes, 19 de febrero de 2013

Rue des coquelicots

Me leas o no lo hagas, mis letras, con corresponsal o sin él, reaparecen con tu recuerdo . Porque no hay nada tan satisfactorio para un escritor, como un fiel lector. Como una droga y un tormento para el consumidor. Como un barco de papel para aquel que añora esas largas horas bajo el sol en una tarde de verano. El vino para un Italiano. O una sinfonía para los oídos de un compositor.
La papiroflexia y sus millones de habilidades y salidas. Un compuesto capaz de avivar una llama entorpecida, el vuelo incesante de una golondrina.  Capaz de encerrar deseos y de liberar actitudes.
Me sobra y me basta con mi propia persona, pero me engaña pensar que no me vendría mal cierta compañía.
¿Ves las nubes que cubren hoy el cielo? No son más que vapor de agua pasajero. Hoy parecen cubrir de negro la ciudad, pero te aseguro, que mañana, o dentro de unos días, habrán desaparecido. Lo digo porque es algo así como el amor. Y lo otro también. Y lo de más allá, por supuesto.


                                                            En la calle de las amapolas.

domingo, 17 de febrero de 2013

Caminemos sobre el mar, buceemos bajo el sol.

Hola cariño,

Cada día busco entre los aparatos y mis bolsillos una sola razón para levantarme mañana. ¿Sabes? Tal vez tengas razón, y con el sol que recorre los pasillos de mi casa al amanecer, sea más que suficiente. En los días más inesperados, busco en la chaqueta del día anterior, pero nada. Cuando crees que tus esperanzas han caído en picado y tocado el mismo fondo del abismo, ahí están, en el cajón de la cocina, o bajo el café en el que creí haber perdido mis últimas oportunidades.
Búscame donde se entrecruzan las calles, entre el Norte y el Sur, bajo el sol y las sombras. Búscame sobre las nubes y en el subsuelo. Búscame allí donde ya buscaste ayer. ¿Porque? Si ni siquiera yo misma soy capaz de plantearme esa pregunta. ¿Instinto? ¿Necesidad?. Quien sabe.
Me ilusioné pensado que cada 14 de Febrero nuestra historia volvería a brotar. Como las flores en primavera. O los últimos versos de un poema.
Sobre la encimera no hay más que productos cosméticos, y apenas quedan rincones libres en este inóspito espacio donde buscar razones. Voy a atreverme a insinuar, que tal vez, yo soy capaz de hacer magia. Voy a atreverme a predecir el futuro. Pero el día esta nublado. Y tu voz cada vez parece más distante. La noche acecha por detrás y las velas están casi consumidas.
Esperaré a mañana. ¿Como explicarlo? He decido dejar de tratar las razones como una escusa. ¿Los límites del amor? no son más que las letras que componen el abecedario.


viernes, 8 de febrero de 2013

El amor es el olvido del "yo"

El silencio, como la mejor de tus respuestas. Un as bajo la manga, y eso es jugar con ventaja.
Hace tiempo que perdí la cuenta de tus mejores aciertos, la indiscreción me hizo comprender que todo vicio crece con la satisfacción.
Las teclas del piano y sus notas correspondientes son sinónimo de una sinfonía que carece de sentido, para aquellos incapaces de descifrar su significado. Al igual que la ausencia de sonido, usualmente comprendido como un símil de vacío, para aquellos cuyo sentido de la ausencia no es un compromiso. ¿Para qué buscar una razón a aquello que se da por sobreentendido?
El piar de los pájaros marca el desaparecer de las sombras que alumbran mi penumbra. El pesar de las horas es cada vez más intenso, pero la inocencia de lo imprenscindible no aguarda tras esa puerta.
Odiaste la carretera, una vez que empezaste a echar de menos tu hogar. Echaste de menos el sol, una vez que la nieve cubría el paisaje. Supiste que la quería una vez que se había marchado. Y tú la dejaste marchar.


sábado, 2 de febrero de 2013

Olvidé mis dosis de tabaco.

Fué mi noche. Y no hay más que decir, porque el mero hecho de que sonara esa canción, me hizo restablecer un órden de proposiciones en mi cabeza algo caótico. Caótico en el sentido subjetivo. Voy sujeta a un par de hilos que conducen a tierra firme. He oído que ahí el desorden está al orden día, es un continuo flujo de infidelidades, interminables caminos de cristales.
No me importa lo que digas, porque ese constante parpadeo en tus ojos delata más de mil mentiras. Esas palabras que huelen a café han perdido toda su coherencia.
Ayer me dí cuenta de que no todos son afortunados, y a los pocos que les envuelve esa ironía no son capaces de apreciarla. Me niego a seguir contando los días, ya no espero nada de nadie, y menos, del que un día no supo conjugar la reprocidad.

"This is a song that I wrote when I was drunk, to someone I used to love" The Script