He de admitir que agradezco este frío, la lluvia, despertando mis sentidos. Los días grises se sucenden, al igual que la prensa matutina acompañada por un café bien cargado.
Bailar en medio de la carretera, sintiendo como las gotas de aguas inunda aquello que un día fue el más preciados de mis tesoros. Tus recuerdos.
Ya no escribo, y apenas sueño. Supongo que hay algo ahí que me impide hacerlo, o simplemente alguien me hizo entender que la vida, es una rutina interminable.