Ver sin mirar. Oír sin escuchar. Mientras el papel se llena, mi espíritu se vacía.
He perdido tanto por no estar atenta. Escondida tras las cenizas que recubren mi escritorio. Y un cualquiera se preguntaría como seguí adelante, supongo que el secreto es un café con sabor a un "nada dura eternamente".
Como los sueños que quedan por cumplirse, o los que ya han desvanecido en el aire, morimos por cada palabra.
"Por los que viven el ahora aunque haya ojos que les juzguen. Por los que arriesgan todo por plasmar oro en sus hojas"
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