No hablo de excepciones, sino de realidades, porque "cuando el tiempo nos separa los recuerdos nos consuelan"
El hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras. Y yo, con este blog, decidí hacerme esclava de mis palabras, y apartar el silencio.


Seáis bienvenidos, seres únicos.







miércoles, 30 de diciembre de 2015

Y el cielo lloró esa noche por ella.

Día trece: vuelve. Toda esta ausencia me está matando. Tengo la nostalgia aferrada a cada párpado.

Dicen que para cada historia hay un final, aunque a veces, no es digno. Porque se nos queda demasiado corto si lo comparamos con las páginas anteriores. Y todas las líneas que subrayamos con ánimo de no olvidarlas jamás, un día, dejan de ser la medicina que cura el dolor a un enfermo. Porque querer, a veces, es dejar ir. Hacer un sacrificio por el otro.
Pasó mucho tiempo, hasta que comprendí que el tener que pedirle a alguien que no se fuera, era, porque ya se había ido. Y así fue como la introducción a un inminente final venía anticipándose meses atrás. Porque mientras te clavabas en mi como una espina, yo solo imaginaba lo bonita que quedaría la herida una vez, hubieras terminado la faena. Porque creo, que si te paras a pensarme, y a pensar en todo lo que compartimos, y perdimos por ilusos, te darás cuenta que hay heridas que merecen estar, y quedarse.
A veces retrocedemos. Escapamos. Volvemos. Huimos de nuevo hacia el ayer, porque dejamos pendientes varios abrazos que dar, o es que, quizás, nos estamos precipitando a ser vacíos, sin más. A ser el hueco que alguien hizo cuando nos disparó y no supimos detener la bala sino quedándonos muy quietos, esperando la herida.
A veces, te imagino en bajito, no vaya a ser, que despierte al pasado. A deshoras te describo a lápiz, porque en todo lo que a ti se refiere, siempre fui muy de cometer errores. Y yo muy mía, y un poco tuya. Y la lluvia dándose de ostias contra el cristal, y flores marchitas en tumbas, porque, ¿Qué coño van a hacer con la vida que desprende una margarita?. Yo ya no quiero que me deshojes: "me quiere", "no me quiere", "me quiso". No lo sé. Pero que nadie nunca, se atreva a decirme que tú no eras poesía, porque entonces, yo les diré, que no tienen ni idea de literatura. Porque tú, en invierno, siempre supiste ser primavera.
El otro día me puse a pensar en si me seguirías odiando, y caí en la cuenta de que para hacerlo, primero, tendrías que acordarte de mí. Permíteme entonces excusarme, y es que, hay personas que son exactamente una recopilación de todo lo que nos gusta, y a veces, uno cae.
Y que ridículo eso de pensar que a todos nos querrán de la misma forma en la que nosotros queremos. Tal vez por ello volví corriendo al lugar del crimen, aquella calle donde me lo quitaste todo, para ver si te sentía otra vez.
Y esta noche me quedaré yo haciendo guardia, por si decides volver, y quedarte un rato más.
Aunque la realidad es, que prefiero que te quedes sin tocarme, a que lo hagas, y te cortes. No sé si me explico.

Y es que un día entiendes,
que quien de verdad quiere,
aunque no pueda quedarse,
siempre vuelve.

 








    

domingo, 22 de noviembre de 2015

Ella era la rosa, y también quien la cortó.

He aprendido que algunas veces tienen que romperte, para encontrar qué tenías dentro. Que es mejor dejar solo a quien necesita estar un tiempo consigo mismo. Que hay un punto en el que las heridas no destrozan, solo escuecen. Que cualquiera se pudre esperando de nuevo un "nosotros". Que los corazones también son de dinamita, y explotan. Que el error fue buscarnos en unos ojos que no nos miraban. Que a veces, corremos sin mirar por dónde vamos, y al final, acabamos en el mismo sitio del que huíamos. Que quien quiso ser abrazo, termino convirtiéndose en cuchillo. Que de ningún laberinto se sale, con llave ajena. Y que las mejores respuestas, te las da el tiempo.

A ratos, me pregunto si realmente estoy mejor, o tan solo, me he acostumbrado. Porque, con cuantas personas he estado, pero, con que pocas, he sido. Como Enero y Diciembre, tan cerca, pero a la vez tan lejos. Siempre he creído que yo no valgo para querer, porque luego, no se dejar de hacerlo. Hay que tener mucho cuidado con depender de aquellas manos, que no tardan mucho en soltarte. Porque ahora, es cuando el frío empieza a calar, y las resacas empiezan a doler. Madrid me ha visto llorarte a los ojos, y no dejó que me ahogara. Y ahora, me ha regalado la ilusión de creer que en el amor, a veces arriesgamos, y también ganamos. Porque, al fin, he comprendido eso de que al final, lo importante no es quien se acerca, sino quien te salva. Y esta vez, mi salvavidas, puede que lleve facturado un nombre distinto del tuyo.

No hay nada más eterno que el recuerdo. Porque todo se reduce en pensar en quien te iría a buscar, si te perdieras. Y ojalá me recuerdes como si tuvieses miedo a olvidarme. Lo que duele de que alguien no esté, no es que falte, sino que no te llame para recordarte que te echa de menos.

Los últimos besos, nunca saben como el primero.
Has llegado a ese momento en el que es la página la que termina pasándote a ti. Porque, fuiste el libro que cualquiera querría escribir, y yo tuve la suerte de leer.
Porque, todo lo que viene pisándote los pies, un día se va pisándote la vida.
Y presiento que nos dolerá cuando ese alguien no nos reconozca en un cruce de miradas, e intente apartar la vista de los ojos que lo vieron, en sus peores caídas.

Porque puede que mi,
"para siempre",
se antojara demasiado pronto,
contigo.

"Ella era la rosa, y también quien la cortó".



viernes, 23 de octubre de 2015

Dedicado a quien te dejó ir: Inspirado en "My Lord, My love" de Anthony and The Johnsons.

Me han dicho, que habían vuelto a verme sonreír, como solía hacerlo antes. Que ya no había muecas rotas en mi rostro. Que parecía que había recuperado la ilusión, como si los cristales rotos se hubieran vuelto vaso, esperando a que alguien, lo llenara de nuevo. Pero que bien se me dan las apariencias. Y el hacer creer a la gente, que es muy fácil juzgar mi interior, solo mostrando la portada.

¿Sabes? Hoy me han preguntado por ti. Y me he quedado callada, pero al mismo tiempo, soltándolo todo en un mueca de "me hace feliz el recordar, lo feliz que ha sabido hacerme. Pero también me provoca dolor, el saber que se ha ido".
El dolor es bueno, me hace sentir que me importaste tanto como de verdad lo hiciste. Y eso no es poco. A veces, me siento como si trataras de sacarme del foso, pero lo único que me lanzas, son sogas. Porque, a día de hoy, aferrarme a tu recuerdo, me salva más que vivir sin él. Y eso es lo que realmente duele.
Ojalá el tiempo avanzara del mismo modo en el que lo hacen los cangrejos, hacia atrás. O las caracolas supieran traerme de vuelta el sonido de tu risa. Ojalá el "why can we just rewind" de Paolo Nutini fuera la respuesta a todas mis preguntas.Ojalá el olor a crepes recién hechos todas las mañanas. Ojalá sábanas naranjas, y pijamas con coronas. Ojalá nos(otros), y no otros.
 Pero entonces, llega la realidad y me pellizca. Despierto con legañas en los ojos, y la mirada perdida en ninguna parte. Como gritando tu nombre en cada esquina, y escuchando el eco de mi propia voz de vuelta.

Una vez te escribí eso de que eras mi devoción de no querer dejar de verte. Y ahora, me has vuelto atea. Que eras mi número séptimo favorito del abecedario, y ahora, he olvidado cómo recitarlo. He dejado de utilizar nuestro icono favorito del whatsapp, para no volverlo mundano con cualquier otro. Y el año que viene, Febrero lo convertirá en bisiesto, aunque supongo, que disimularé no haberme dado cuenta.
Porque, eso es lo que mejor sé me da, disimular. Actuar como si lo que fue, nunca hubiera sido.

y puedo decir,
que por fin,
he entendido eso de que,
para borrar tu recuerdo,
tal vez,
tenga que hacer como Nerón,
y quemar Roma,
hasta los cimientos.

Y ojalá encuentres el amor,
y esta vez,
no tenga punto y final.
Porque, desearle a alguien que sea feliz, aún cuando te duele hacerlo, es una forma de acepar que no todo lo que llega a tu vida se quedará.










miércoles, 7 de octubre de 2015

Chica terremoto.

¿Sabes? estoy aprendiendo a engañarme, pensando en que ya no te necesito. Que has dejado de ser el epicentro de todas mis razones, y de todos mis insomnios. Ahora, más que antes, no que nunca, estoy convencida de que lo que está destinado a ser, también puede caminar por otros caminos. Y entonces, la "chica terremoto", comprendió que "demasiado tarde" también es un lugar. Y muy frío. Porque el amor es esa bala que te ponen en la sien, y tú, ya sin duda alguna, eres la víctima del crimen más perfecto jamás organizado..
Quizás la clave, es asumir que el desastre estuvo aquí desde el principio, y agarrarlo con fuerza mientras bailamos con él. Aceptar que es nuestro, que siempre lo ha sido, y que, por muy fuerte que suene, también nos va a acompañar durante el próximo capítulo. Porque, un abrazo, a veces, también representa un atentado. He sentido como cada músculo, cada vértebra, cada rincón de mi cuerpo, me ha hecho temblar, y desaparecer, al compás de tus caricias.
Por ti, o mejor dicho, una vez ya habiéndote ido, la chica terremoto dejó de ser día, y se convirtió en penumbra. La dispararon en el corazón, y el autor del homicidio decidió quedarse dentro. Como cuando intentas desatar un nudo, y al final, lo que termina pasando, es que te ahorcas.
"Que cierre la puerta con llave, todo aquel que decida marcharse", me repetía a mi misma. Pero el dolor es arquitecto, y es quien nos construye.

Y ahora, ya no sé que duele más; si la puñalada, o el recordar a quien te la hizo.
Nunca busqué tiempo perdido, ni ganas sin usar. Sino que quería tiempo en el que perder la noción del mismo.

Quizás debería empezar a preguntarme, por qué no soy la cicatriz que lucirías con orgullo. O por qué no soy tu primer pensamiento, cuando alguien te pregunta que en qué estas pensando. Por qué no soy la casuística de tu casualidad más bonita. Por qué no soy tu verano inolvidable. Por qué. Por qué no soy esas palabras que subrayas de tu texto favorito. Por qué no soy tu error deseable, por qué no soy la música de fondo de tu vida.
A lo mejor es hora de empezar resignarme a dormir abrazada a tu recuerdo, mientras me susurra al oído, muy bajito, que algunas personas no duran para siempre: Duran lo que tienen que durar, para que se conviertan en herida, o en sonrisa.

Porque,
hay lugares perfectos para morir:
los suicidas buscan armas,
y yo busco personas.

.



lunes, 21 de septiembre de 2015

"Un clavo (no) saca a otro clavo"

Es siempre igual. Querer o dejarse querer. Recibir el balazo, o disparar el arma. Ser artista, o musa. Pero yo siempre fui más de tirarme de cabeza hacia la literatura. No sé como sujetar una pistola. Y estoy tan rota por dentro, que todo aquel que trate de acercarse a mí, terminará por cortase.

Siento que hay algo que se me escapa de las manos, y ese algo puede que sea alguien. Alguien a quien nos aferramos en exceso, en el que hemos echado parte de nuestras raíces, y en quien construimos un refugio, o al menos, la idea de uno. Como cuando ese alguien, en presente, se convierte en la ciudad en ruinas más bonita que jamás he conocido. Pero una vez más, con las puertas de su muralla cerradas en mis narices.

Y ahora, la noche es más noche, y el sol no brilla tanto, desde aquella vez en la que descubrimos quienes somos, y lo que estamos dispuestos a hacer para construir la felicidad.
Se acabó para siempre, y me duele como el primer día que empezó a deshacerse todo.
Tal parece que todo se resume en buscar, intentar buscar, pararte, salir al asfalto y quemarte los pies. Pero es que nadie te enseña a caminar con tantas ausencias, con tantos "te echo de menos".
Todo ello, me ha enseñado, que no podemos esperar a aquel que quiere venir, pero no viene. Que en determinados momentos hay tanto que decir, que no decimos nada. Que a veces, la misma persona que curó la herida, es ahora quien la causa. Y, es que, ciertas cosas no valen tanto como para llorar por ellas, porque si algo ha de venir, vendrá una tarde de invierno, para ahuyentar el frío y quedarse muy cerca de nuestro lado favorito de la cama, abrazándonos, mientras fuera, no deja de llover.

Llegaste en un momento de mi vida, en el que no sabía si era suficiente para alguien. Y ahora imagino que la felicidad será algo parecido a encontrar a alguien que no te pregunte porque eres así.

Pero se fue como lo hacen los farsantes,
dejando siempre la herida abierta,
obligándome a verla en todas partes.
El tiempo reescribió nuestra historia,
y quise resucitar,
y probé otros,
pero todos tenían un defecto: no eran él.
No me dejó ni un adiós de recuerdo,
pero sí un tatuaje de por vida: Un clavo jamás sacó a otro clavó.
Porque yo lo que necesito,
son unos alicates.
Porque hay que entender que ningún remedio funciona,
si el enfermo no se quiere curar.




domingo, 30 de agosto de 2015

Sé que no será facil, pero voy a intentarlo.

Todo el mundo cree haberse enamorado alguna vez; Hasta que lo hace por primera vez.
Y no pones nombre a la soledad, hasta que la vives en primera persona. 
Bien es verdad aquello que dicen de que "para que nada te duela, a nada te aferres", pero luego la gente pide alas en vez de aviones por navidad; Inventa pasos de cebra en cualquier esquina para cobrarse el beso del semáforo en rojo; Baja a todos los elefantes de la tela de araña para sentarse contigo; Toda la poesía del mundo se escribe en braille en cuerpos ajenos; Y Peter pan se deshoja las pestañas pidiendo como deseo el envejecer contigo. Y, aun así, de vez en cuando, tienes que olvidar aquello que sientes, y recordar lo que te mereces.

Siempre he sido partidaria de creer que a veces, en la vida, tienes que alejarte de las calles por las que pasas siempre, para darte cuenta de que hay otros caminos que merece la pena explorar. Pero cuando llega la práctica, en mi opinión, hay que tener mala memoria, o tal vez demasiada fuerza, para no volver a caer de nuevo en el costumbrismo rutinario. Porque he sido tan feliz, que ni siquiera he necesitado parecerlo. No sé si me entendéis.

También he escuchado eso de que no hay finales felices. Que los finales felices son la parte más triste, ya que cuando estableces una situación como real, será real también en sus consecuencias.
Las personas no se olvidan de un día para otro, y menos si te han dejado a su paso cicatrices. Lo mejor en la vida lo encuentras sin haberlo buscado. Y,  al final, los dos hemos acabado perdiendo, tú a quien más te quería, y yo mucho más de lo que puedes imaginar.

 Considero que, de vez en cuando, el cambio es bueno. Pero no es fácil. Me aferré a un "ojalá nunca te abrace por última vez", y terminé rogándole al tiempo que retrocediera a nuestro favor.
No hay mayor satisfacción para uno mismo, que conseguir aquello que en su día te pareció imposible. Confiar en alguien me llevó a no confiar en nadie. Y es aquí donde comienza mi cuenta atrás. Pero la realidad es, que si no te hubiera conocido, aún me haría falta conocerte.
Sin quererlo, o mejor dicho, queriéndolo, me has regalado el mejor año de mi vida. Un día 19 decidiste quedarte, y desde entonces, no ha habido mayor satisfacción para mi, que saber que he podido contar contigo, un día sí, y otro también.
Tengo tres eternidades de razones escondidas en los bolsillos para darte las gracias, y sencillamente espero haber estado a la altura en su momento para demostrártelo.

 Para mí,
amor es cuando tienes motivos suficientes para renunciar a una persona,
y aun así no lo haces.

27 de Agosto 2015,
4:47 am.

domingo, 21 de junio de 2015

Y yo no sé si para siempre, pero si por ahora.

Lo que es bonito, es empezar el verano con quien terminaste el último.
A ratos creo verte sin mi, a ratos me gusta imaginarme en tu pasado y pensar que nos cruzamos en algún charco sin darnos importancia. Como si llevásemos pegadas las ganas de un "sin ti", pero con un "contigo" entre líneas constante. Como cuando éramos lo suficientemente fuertes como para cerrar la puerta, pero demasiado débiles, como para echar la llave.
Ojalá fuera capaz de transmitir el tacto de tu pelo, cuando me dejas enredarlo entre mis dedos, y de repente han pasado dos horas, y de repente llevo dos horas a ras de sueño. Te diría, que cuando me miras en tono serio, yo te miro con tono yo, que viene a ser jodidamente enamorada de todos tus tonos. Y no voy a hablar de tu nuca, de tus ojos, de la envidia que me dan tus uñas cuando te las muerdes, o del verso más bonito que jamás me había dedicado nadie. Hasta que llegaste tú, te armaste en forma de poca luz y besos, y me dijiste las dos palabras que no han dejado de sonar en mis silencios.
Y yo también te quiero, vida mía, pero jamás seré capaz de escribirte cuánto, de qué modo, ni hasta que punto. Porque para eso necesito tenerte enfrente, dejar la poesía a un lado, y decirte con todo, menos con palabras, que desde que estás en mi vida, la vida envidia mi suerte, y la suerte se ha instalado por completo en mi vida.

"-Y que pasó entonces.
 -Pasó un hombre.
 -Pero que pasó.
 -Que era de los que nunca terminan de pasar."

Y no sé si me entendéis.
Porque contigo el vértigo es no saber estar a la altura. Tan delicado e invencible como una canción sin letra. Porque te pienso querer como no me han querido nunca.
Que yo no sé nada de la vida, y mucho menos del amor; pero quizá tenga algo que ver con saltar al precipicio sin esperar siquiera que te crezcan alas mientras caes, porque basta con que te mire para volar. Con que llegue, te abrace, sostenga tu mundo y por un segundo haga que dejes de temblar. Con que sonrías, de verdad, como si nunca antes hubieses tenido motivos para llorar. Con que te mire y suspire. Con que te coja de la mano, luego sonría, y ya no sean ganas de vivir, sino de morirte nunca.
Y es que hay personas que jamás deberían acabarse.

Porque te quiero lo suficiente,
como para dejarte ir,
pero también lo suficiente,
como para dejarte volver.




jueves, 7 de mayo de 2015

Hay esperanza en la deriva.

¿Sabéis que es lo mejor de empezar una relación? Los detalles. Esas primeras semanas, incluso meses en el caso de los más afortunados, en los que te levantas y lo primero que ves es un mensaje de "buenos días". Ese abrazo al despediros. Esa mirada cómplice cuando camináis al compás. El pensar, "que bien me va la vida, desde que estás tu en ella".
Lo mejor de empezar una relación, es eso de sentirte esencial en la vida de la otra persona. Como cuando tienes el papel protagonista en una película, es decir, que sin ti no hay guión, ni historia, ni trayectoria. Es como ser el papel dentro de la botella de un náufrago. El mapa de un extranjero. Es esa sensación de poder llegar a ser el medio limón de la persona con la que compartes. De ser el azúcar a su café. O el motivo de su mueca al expresar facialmente un sentimiento de satisfacción.
Lo bueno de empezar una relación, es lo que lo prometido no es duda, ni deuda. Esa bonita forma de tropezar con todo hasta llegar hasta ti.

Pero sin duda, lo más jodido de las relaciones, es que avancen. Eso a la que yo llamo "efecto chicle". Lo que pasa cuando ya te han probado, y masticado, una y otra vez. Hasta que llega un punto, en el que pierdes el sabor, y la realidad te escupe en la cara.
Lo jodido de avanzar es que los detalles ya sean rutina. Que los "te quiero" queden devaluados. Que las promesas se queden estancadas.

Dicen que cuando haces algo que no sientes, al cabo del tiempo sientes que no lo has hecho.
Y aquí estoy, enganchada a la nada, a los bares, siempre pidiendo otra ronda por si algún día se te ocurre volver con algo de sed, y que encima resulte ser de mí.

Aunque lo cierto es,
que me tragué un invierno,
y de repente salió el sol y vestía tu voz.
Los miedos se me llenaron de flores,
Y ahora creo que la primavera bien.
Porque, aunque llueva,
sigue haciendo un día de puta madre,
y creo que tiene algo que ver,
con que yo al mal tiempo,
le ponga tu cara.


lunes, 27 de abril de 2015

Fuera de contexto.

Te voy a echar de menos cuando esté completamente cuerda, cuando sea feliz con otros, o simplemente sin ti. Cuando seamos felices e infelices estando solos. Te voy a echar de menos porque ya no somos los que fuimos, ni seremos los que éramos. Ni fuimos. Porque nunca seremos los que fuimos. Y que paradójico suena todo. Parece mentira que fuera ayer cuando sí fuimos ser. Y esto me está matando por dentro. Porque el amor mata, y ambos supimos esquivar la bala, y aún así, no hemos salido ilesos. Porque hay una diferencia importante entre las personas que pasan por tu vida, y las que la atraviesan.
Te voy a echar de menos cuando esté sobria, cuando mis pasos me lleven inconscientemente hasta la puerta de tu casa, y no nos queden besos de despedida en los labios. Porque, vivo entre una elección constante entre el lugar adecuado, y el momento oportuno.
Pero lo más jodido de echarte de menos, es que dejaré de hacerlo cuando alguien llame a mi puerta, y llene este vaso que has dejado vacío, para volver a irse, como lo has hecho tú. Porque, tú, no quieras atarme a lo que no concuerda.
Es como cuando conoces algo de casualidad, y desde entonces empieza a aparecer todo el rato.
Porque,
tu punto y final,
se convirtió en mi punto de partida.




domingo, 12 de abril de 2015

(d)escribirte.

Raro es, que ya haya hecho mía la séptima letra del abecedario. Conocidas mis ruinas, encontré en ti a alguien con quien complicarme la vida. Y es precioso, tanto como tú. Y la vida pasa, si no me besas. La vida pesa, si no me abrazas.

Que todos mis relojes se han roto, porque no saben calcular las eternidades que tengo que esperar, para volver a verte. Entiende que cuando te escribo, es como si te limitase, porque al definirte, no existen putos parámetros para describir la forma en la que para mí, eres capaz de hacerle sombra, hasta al mismísimo sol. Y, sobretodo, cuando sigues hablando en la primera persona del plural. Nosotros. Porque soy sin ser, cuando no somos. No sé si me entiendes.

Que te has convertido en mi única dirección, y que ahora todos los andenes llevan tu nombre.
Que hay veintiocho letras en el abecedario, pero que tu no eres mi plan A, ni mucho menos el Z. Que junto a ti tengo tantos planes, que me faltan vidas para cumplirlos. Que me faltan palabras para describir lo que siento, y que me falta el aire para hacerlo mientras me miras.

Y eso de que tú tienes la mejores vistas de todas. Y un vértigo precioso.
Confieso que tengo mil formas de mirarte, y que todas son distintas. Porque eres capaz de convertir a un suicida en equilibrista. Y eso fue lo que hiciste conmigo. Fuiste, y también en segunda del plural del presente, el caos que necesitaba en mi vida.
Ojalá no te acabes nunca. Porque eres el vicio que encaja a la perfección con mi calendario. La sonrisa que me entiende.

Y entonces él sonríe.
Todo apunta.
Y su boca dispara.



lunes, 23 de marzo de 2015

Y los daños me pasan factura.

Nadie habla del miedo de pasar página. Dicen que la distancia más corta entre dos puntos es cosa de cobardes. Y así fue como me pediste que me quedara. Porque nos sobraban muchos errores de los que arrepentirnos. Pero admití no estar preparada para darme otra oportunidad.

He medido la distancia en abrazos que te debía.
Y yo, tuve mi táctica. Y solo lo he sabido, cuando en mitad del huracán, he necesitado crear mapas con la piel de tu espalda. Pero, aún así, siempre se me ha dado bien la soledad. Y tú, ya te sabías este vals de memoria.  Porque, en realidad, no eras más que un sustantivo, al creí propio, hasta que me dí cuenta, de que eras tan común como el resto.

Escarbando en cicatrices, y retrocediendo, he aprendido que no es a la tercera, cuando te das por vencido. Porque, sin andar, no hay camino, y sin camino no hay historia, ni victoria, solo derrota. 
Que la magia del naufragio no está en llegar a ser superviviente, sino en aprender a bailar con el vaivén del mar, en mitad de la tormenta, agarrar el timón y aguantar el tirón, enamorarte de la corriente.

Y, por las mil lagrimas por las que sonreí, abro un punto y aparte, para anclar un paréntesis en el pretexto esta ecuación de subordinación perfecta:
"Para los que estuvisteis apuntándome con el dedo, deberíais saber, que sigo siendo yo, la que me pongo la pistola en la sien, y la que decido si apretar o no el gatillo. Que no hay más balas para mi, que las que yo misma fabrico. Y que no tengo más heridas, que las que yo misma me hice, por voluntad propia. Pero, lo bueno de tener el corazón hecho pedazos, es eso, que las balas de los demás, tal como entran, salen."

A día de hoy, vivo en un enfrentamiento adverbial constante, debatiéndome en cualquier lugar, tiempo, por cualquier causa, cantidad, modo, interrogación, afirmación, y después negación. Pero sobretodo duda. Porque, a día de hoy, me han enamorado más palabras, que personas.




miércoles, 4 de marzo de 2015

Te quise por el mundo que trajiste contigo.

He soñado,
He soñado que te ibas para no volver.
Ausencias y desconciertos.
Y que voy a decirte,
aparte de que no era yo, quien dominaba tu sonrisa.

Me enseñé a quererte,
y lo peor de todo,
no fue buscar tu cara en la de todas las demás personas,
sino el no poder encontrarla,
en ninguna de ellas.

He soñado con la necesidad y con las ganas,
y el tiempo pasa como si sonase una canción triste.
Pero aquí sigo,
desbordada de necesidades a las que no les pongo nombre.

He soñado,
queriéndote tanto,
como para dejarte ir.
Y me aferré a todo aquello que tanto dolía,
por miedo a descubrir que dolía más perderlo.

Y decidiste huir,
como si en algún momento del para siempre,
se te hubiese olvidado,
que olvidar no era tan fácil.

He soñado,
en pretérito perfecto simple,
que la poesía es un mentira necesaria.
Y que eras la estrofa preferida,
de esta limitada sinfonía.

Y todo ello,
mientras las horas se paraban al verte pasar.

Pero lo cierto es,
que te esperaría otras seis vidas,
si eres tú el que me lo pide.

                                        https://www.youtube.com/watch?v=kcihcYEOeic





lunes, 26 de enero de 2015

Y ya son tuyas, 23 primaveras.

Yo nunca he sido el momento adecuado, ni para él, ni para nadie. Pero eso, hasta que llegaste tú.

Pensar en el pasado hace que me sienta segura; el futuro, por otra parte, me parece demasiado inestable. Abismos y paralelismos a la incertidumbre.
Pero lo cierto es, que si sonríes, te juro que el futuro que deseo es alguno en el que pueda verte sonreír cada día. No eres tú, ni siquiera soy yo, es la vida. La mía, en concreto. Mi vida y la forma que toma cuando estás a mi lado.
Sé que cuando uno quiere, y cuando mira a la persona a la que quiere, parece ver un mundo maquillado; pero te prometo que, pese a los adornos, sigues siendo lo más parecido a la calma que jamás he conocido.
Tú pusiste fin a un mundo de tormentas, un mundo donde en cualquier parte en la que estaba, sentía no estar en ningún sitio. "Igual el truco consiste en estar siempre, como nunca." me repetía. Y que bonita sonaban las mentiras por aquel entonces.
Pero que cierto es, que no sabría explicártelo tan bien como cuando te toco, y mis manos sobre tu cuerpo parecen estar dándote las gracias.
Te he querido sin saberlo, sabiéndolo, y en todas las formas verbales que existen. Te he querido de noche, de día y a deshoras.Te he querido de espaldas, de frente y debajo, te he querido encima y de lado a lado, y tengo que confesarte, que donde mejor me quedas, es cerca.
Te quiero de esa forma que no tiene forma, de esa que no cabe en las palabras, ni siquiera en la cabeza de uno. Te quiero sintiendo la profundidad de un algo que no toca fondo, de un infinito que se me encierra adentro y se expande, continuamente. Y te quiero así porque es maravilloso, porque si sonríes, prometo que no voy a interrumpirte, por muchas ganas que tenga de jugar con tu boca.

Ojalá algún día consiga que te veas con mis ojos,
pero no te preocupes,
que mientras tanto, tengo la intención de no dejar
de mirarte nunca.
Y tenía ganas de escribirte así.


Feliz cumpleaños, G.







domingo, 25 de enero de 2015

Y tiene nombre, con apellidos incluidos.

Soy un bolígrafo sin tinta,
un diccionario con faltas de ortografía,
la chica que no supo bajar del tren,
una película en blanco y negro por recortes de presupuesto.

y tú...

tú eres mis 27 letras del abecedario,
el día a mi noche,
y viceversa.
El tren de donde no me quiero bajar,
Febrero convirtiendo el año en bisiesto.

Somos sinónimo de una novela escrita en verso.
Somos el Yin y el Yang,
cuando todo se encuentra en continuo movimiento.
Somos ingenuo y sagaz al mismo tiempo.
Somos marmotas, como icono favorito de Whatsapp.

Somos la receta perfecta;


El mejor poema de Neruda,
un paseo por Fuencarral,
un "no te vayas" muy callado en la puerta del metro,
una mueca de desdén cada vez que dices eso de "mira que eres pánfila".


Eres mi tiempo
y mi tiempo baila al son de tus palabras.

Eres mi mejor canción cada vez que sonríes,
mi devoción de no querer dejar de verte,

Eres los mejores días de mi vida.

El "ojalá" cumplido con el que sueñan todas las estrellas.


Feliz veintitrés cumpleños,
Con amor,

R.