No hablo de excepciones, sino de realidades, porque "cuando el tiempo nos separa los recuerdos nos consuelan"
El hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras. Y yo, con este blog, decidí hacerme esclava de mis palabras, y apartar el silencio.


Seáis bienvenidos, seres únicos.







domingo, 17 de junio de 2018

Hoy: tocada, y hundida.

Que difícil es entender que no todos somos el momento perfecto de alguien. Tampoco su casualidad más bonita, ni el tatuaje que les gustaría lucir de por vida.
Que jodidamente difícil es no tener nada que decir, a quien, en su día, te dejo sin palabras.

Algunos son tan de olvidar, y otros somos tan de vivir en el recuerdo. Y que sí, que yo me quedo con lo bonito, con los noventa días más perfectos que nunca antes nadie me ha regalado. Los otros treinta, supongo que, son la cuesta arriba de cualquier historia.
Muchas veces he oído eso de que en los lugares seguros, no se nos enseña a sobrevivir. Que a veces, se necesita un poco desequilibrio para aprender a mantenernos en pie. Me gustaría pensar que esta vez la gravedad está poniéndome a prueba, para ver si soy capaz de no tropezarme contigo de nuevo, y caer, por supuesto. 

Aposté por ti, y yo, en mi línea de ilusiones, me he quedado esperando toda la tarde, a alguien que no tiene la intención de volver. Qué fácil es olvidar aquello que nos consume, y creedme, que no lo digo por mí. Joder, que yo solo quería bailar un poco más, y tu has terminado pisándome los pies. Tu, ti, te, contigo. Así es como conjugas la melodía perfecta para terminar rompiéndome un poco más. Suena irónico eso de que quién un día nos devolvió a la vida, sea quien ahora nos la esté quitando. 


Os juro que me estoy hundiendo, 
y que es cierto eso que dicen de que,
no todo el que se hunde,
consigue salir a flote.