No hablo de excepciones, sino de realidades, porque "cuando el tiempo nos separa los recuerdos nos consuelan"
El hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras. Y yo, con este blog, decidí hacerme esclava de mis palabras, y apartar el silencio.


Seáis bienvenidos, seres únicos.







lunes, 29 de abril de 2013

Un pasado que acecha

Es como si la primavera atrapara por completo todos y cada uno de los conceptos abstractos del día a la mañana. El tiempo, los pensamientos, el aroma a tulipanes... todo ello expuesto a una fébriles e incautas miradas. Un par de ojos multiplicado por el cuádruple del doble de cerezos en flor durante los meses de Abril.
Las flores que nunca me regalaste o las cartas que nunca me escribiste. ¿La culpabilidad o la ignorancia?. Mejor lo dejamos en manos de la tormenta perfecta.
Tendemos a pensar que en el mundo hay un cierto equilibrio. Quizás el cosmos, el mismo universo.
Para mí está bastante claro que los cafés son mi nueva droga y los despertar con resacas de tu ausencia el mayor de mis castigos. Supongamos que deja de correr el viento, no hay cielo ni tierra. No hay horizontes. Ni mar. Ni juegos de palabras. Ni tinta. Ni versos. Ni distancias. Pongamos de por medio un par de tatuajes y promesas al descubierto. Y que todos nos miren. Que caigan en el rastrero juego de las vanidades, donde el más perspicaz es el menor de los aspirantes al trono. Y damos vueltas, juntos. Me agarras por la cintura. ¿Bailamos? El mayor de los éxtasis recorre cada rincón de mi indiscreta vulnerabilidad. Me aprietas contra tu pecho y me susurras al oído palabras clave. Que frágil me siento a tu lado.
Hasta que esa ráfaga de viento decide reactivarse y terminar con el mayor de mis sueños. Aquí estoy. Sentada en el tejado. Esperando a que el tiempo decida devolverme lo que algún día me fue arrebatado. Sola y soñadora. Por enésima vez, tu amarga figura invade los escombros de mi mente, con el objetivo de convertirte, en el más placentero de mis sueños, "nosotros".



domingo, 14 de abril de 2013

Te fuiste con tus promesas bajo la cartera.

¿Sabes? eso era amor. Indescriptible. Vulnerable. Caótico. Desconocidos que se encuentran en un mar de cabos que unen a los más endebles. La muerte como vía irracional de conocimiento. Lejos, como la más cercana de las distancias. Un par de caladas de nostalgia que inundan de memorias un terreno desolado. Algo mejor que Mozart apoyando sus dedos sobre las frágiles teclas de un piano, un atardecer capaz de eclipsar a los más desafiantes o el paisaje enrevesado entre cortinas y versos. Si. Esos versos que solías recitar a la hora del té. Pero, al fin y al cabo, con adornos o sin ellos, "algo". Ese "algo" que representa la desventura, la última llamada, tu último desafío.
Me prometiste un billete de vuelta, al igual que la luna y sinfín de rimas. Es amargo pronunciar lo que termina en nada. De la misma manera que el esperar solo constituye ya una manera inútil de alentar mis esperanzas. Aprieto con recelo las letras de tu nombre, y se estrellan constantemente contra la esquina del tiempo.
Sin embargo, sigo susurrando cosas tuyas a la noche, buscando tu presencia en cada paso. Ya sabes, todo por un instante, justo lo que me duró tenerte y justo todo lo contrario de lo que me está costando olvidarte.


viernes, 5 de abril de 2013

Una clavícula descolocada.


Los últimos resquicios de sol se asoman con cautela entre los huecos de la cortina. Ayer ya es hoy. Como pasa el tiempo, en cuanto menos te lo esperas, la vela se ha consumido por completo y la luna ha decido esconderse al otro lado del hemisferio.
Supongo que hasta la eternidad se nos acaba. Se te escapa. Se nos ha acabado, amor, el centro del tiempo, esos paseos bajo las farolas ausentes, la arena bajo nuestros pies y el trinar de los pájaros a pocas horas de que la madrugada haga honor a su sacro nombre.
Lo misterioso identificado con sus propios acordes. Que música tan amarga. Que notas tan silenciosas.
La taza de café ni siquiera es la misma ahora. Todo se ha convertido áspero caos de indiferencias. ¿Café frío o caliente? Que más da, si, al y al cabo, es café. Mis versos por un beso. Un beso por calada. Y una calada por cada pestañeo.
Róbame un suspiro. Llévate todo lo que encuentres, porque, en la mera oscuridad, está presente tu figura. He caído a tus pies, enamorada de cada uno de tus errores. He sabido encontrar la razón al sin razón.
Pero, ahora, amor, la eternidad ha decido cargar con este peso, y es ella quien controla mis pisadas. Incapaz de poner un final a lo interminable, dejo unos versos a la intemperie, con el simple objetivo, que seas tú quien termine con esta historia.