No hablo de excepciones, sino de realidades, porque "cuando el tiempo nos separa los recuerdos nos consuelan"
El hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras. Y yo, con este blog, decidí hacerme esclava de mis palabras, y apartar el silencio.
Seáis bienvenidos, seres únicos.
El hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras. Y yo, con este blog, decidí hacerme esclava de mis palabras, y apartar el silencio.
Seáis bienvenidos, seres únicos.
viernes, 5 de abril de 2013
Una clavícula descolocada.
Los últimos resquicios de sol se asoman con cautela entre los huecos de la cortina. Ayer ya es hoy. Como pasa el tiempo, en cuanto menos te lo esperas, la vela se ha consumido por completo y la luna ha decido esconderse al otro lado del hemisferio.
Supongo que hasta la eternidad se nos acaba. Se te escapa. Se nos ha acabado, amor, el centro del tiempo, esos paseos bajo las farolas ausentes, la arena bajo nuestros pies y el trinar de los pájaros a pocas horas de que la madrugada haga honor a su sacro nombre.
Lo misterioso identificado con sus propios acordes. Que música tan amarga. Que notas tan silenciosas.
La taza de café ni siquiera es la misma ahora. Todo se ha convertido áspero caos de indiferencias. ¿Café frío o caliente? Que más da, si, al y al cabo, es café. Mis versos por un beso. Un beso por calada. Y una calada por cada pestañeo.
Róbame un suspiro. Llévate todo lo que encuentres, porque, en la mera oscuridad, está presente tu figura. He caído a tus pies, enamorada de cada uno de tus errores. He sabido encontrar la razón al sin razón.
Pero, ahora, amor, la eternidad ha decido cargar con este peso, y es ella quien controla mis pisadas. Incapaz de poner un final a lo interminable, dejo unos versos a la intemperie, con el simple objetivo, que seas tú quien termine con esta historia.
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