Es como un travalenguas. Un juego de sentimientos, que suben y bajan, desde la cima de la más alta montaña hasta el mismo subsuelo.
¿Culpable? Tal vez ninguno de los dos, quizás ambos.
Buenos días ausencia incomprendida. Silencio desgarrador.
Sí, me asusta la velocidad de las palabras, la facilidad de recorrernos, llenarnos y abandonarnos al despertar. Sin hechos. Sin excusas.
Dejemos la incertidumbre en manos del azar, que el futuro decida por nosotros. Ya que, al parecer, nuestra disposición ante algo estable es mínima. ¿Un beso? Supongo que mejor dos.