No hablo de excepciones, sino de realidades, porque "cuando el tiempo nos separa los recuerdos nos consuelan"
El hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras. Y yo, con este blog, decidí hacerme esclava de mis palabras, y apartar el silencio.


Seáis bienvenidos, seres únicos.







sábado, 2 de febrero de 2013

Olvidé mis dosis de tabaco.

Fué mi noche. Y no hay más que decir, porque el mero hecho de que sonara esa canción, me hizo restablecer un órden de proposiciones en mi cabeza algo caótico. Caótico en el sentido subjetivo. Voy sujeta a un par de hilos que conducen a tierra firme. He oído que ahí el desorden está al orden día, es un continuo flujo de infidelidades, interminables caminos de cristales.
No me importa lo que digas, porque ese constante parpadeo en tus ojos delata más de mil mentiras. Esas palabras que huelen a café han perdido toda su coherencia.
Ayer me dí cuenta de que no todos son afortunados, y a los pocos que les envuelve esa ironía no son capaces de apreciarla. Me niego a seguir contando los días, ya no espero nada de nadie, y menos, del que un día no supo conjugar la reprocidad.

"This is a song that I wrote when I was drunk, to someone I used to love" The Script



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