Y la ilusión se ha esfumado. Así, sin más, sin pedir permiso.
Nuestros caminos se bifurcaron. El vacío se ha apoderado de todo lo que algun día fuimos. Y ahora los sueños han volado, me pregunto donde estarán escondidos, o quién nos los habrá arrebatado.
Podría subirme a un edificio y gritarle al mundo el remolino de sentimientos que recorren ahora mismo mi cuerpo de pies a cabeza, aunque, con un poco de sensatez y credulidad, no serviría de mucho.
Aquí, y ahora. Me faltan explicaciones y me sobran hipótesis. No le temo al fuego, sino a las cenizas que quedarán una vez extinguido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario