Los kilómetros no son más que números, no pueden más que un sentimiento.
Apoya su cabeza sobre sus hombros. Es primavera. Las aves emigran, tal vez a un lugar mejor, con la esperanza de encontrarse con aquello que andaban buscando.
Miran inmóviles las agujas del reloj, tic-tac, mientras el mismo realiza giros completos, e infinitos.
Tal vez el tiempo decida esperar por ellos.
Como los árboles, que en otoño pierden sus hojas, y en primavera, vuelven a florecer, hay que tener en cuenta que todo queda condicionado según el paso del tiempo.
Hasta entonces, un doble infinito.
El universo no es un objeto que pueda ser objetivamente medido.
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