El frío es egoísta, no quiere entender que no todos tenemos a alguien que nos abraze en las frías noches de invierno.
Abre la cerradura de la puerta que la conducirá hasta el país de las maravillas, donde su mayor temor será el azecho de la reina de corazones.
Detener el tiempo entre ir y venir, nada más.
Dale amor, ultimamente ha despertado sola, sueña con poder grabar al menos su sonrisa. Vamos a jugar a escondidas. Todo lo que quería era el sabor que tus labios le permitieran.
Elegimos beber, o no hacerlo. Luchar o caer muertos. Cortejar o dejar las fantasías para los soñadores.
Tal vez se dió por bienvenido de nuevo. Y ya que tiene que ser así, con un tiempo limitado para subir y otro para caer rendidos, ven , acércate y llena el vaso de la despedida.
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