Cuando te derrumbas, se acabaron las excusas y los pretextos. Se ha ido, al igual que mi ignoracia. No va a volver, tengo esa sensación. Pero no por ello actuaré de la manera que espera que haga.
Respira hondo, siente como se te llenan de aire los pulmones, y, muy lentamente, expira.
Es la única manera que encuentro para relajarme. Quizás esté soltando chispas. Me falta tiempo. Paciencia y tal vez un cigarro.
No importa, aún parece que sacar fuerzas de donde no las hay forma parte de mí.
Me siento a esperar a que después de la tormenta llegue la calma y pienso que quien bien te quiere te hará llorar.
Vuelvo a inhalar aire.
Buenas noches, podrían ser mejores.
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