Tengo las manos heladas. Supongo que dí las cosas por hechas en el momento menos oportuno. Acepto y me resigno a la idea de que ya hay poco sobre lo que escribir, porque la intención con la que abrí esta puerta, ya ha desaparecido. Es como una inercia que pierde su sentido cuando cuando la gravedad tiende a cero. Un cero total y absoluto, que puede resumirse en el "adiós" más amargo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario