Quiero pedirte que vuelvas. Hay algo que echo de menos.
La sala esta oscura, como si la luz hubiera sido consumida por los lugares mas vulnerables de mi mente. Podríamos plantear esta situación como una simple paradoja, una profunda calada, la cual, a pesar de mucho esfuerzo, no puede quedarse retenida, y, el humo se desenreda de entre tus labios. Quedando así ese aire frágil, eneble.
Siempre es como si las palabras y su tiempo estuvieran desajustadas, como si lo que debiera decirte ya no fuera oportuno.
¿Y que nos queda? Tal vez en mero hecho de compartir el mismo cielo. Suena egoísta. "podemos compartir un café. O la casa. Te invito a una cena. Y luego te dejo mis sueños de postre. Podemos intentarlo".
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