Los días se suceden, y con ellos, el otoño deja paso a este gélido invierno, tal vez, el más esperado de todos. El refugio de los afligidos y el consuelo de los más débiles. Me resigno a pensar en la idea de que aún sigo ocupando el espacio, que en consonancia con el tiempo, quedó vacío.
Pues esto es lo que hacemos. Nos intentamos anticipar de sonrisa en sonrisa hasta la última esperanza. Porque la resignación es aprender a sonreír mientras esperas.
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