El tiempo no entiende de razones, no parará a tu favor, no retrocederá cuando necesites volver a reconstruir las piezas de aquel puzzle que dejastes caer.
Sus ojos parpadearon, esquivando las gotas de agua que comenzaban a caer del cielo. La mirada al suelo. Inmóvil. Busca sus manos. La hierba a sus pies se volvía lisa y fría.
Empezaban a bailar, la lluvia empapaba sus cabellos al mismo tiempo que ellos mismos se volvían incoscintes ante la situación.
Al poco tiempo, la lluvia empieza a desaparecer, y su danza debe terminar. Acaricia por última vez sus mejillas y se va. En el horizonte empieza a salir el sol, atrevido, capaz de secar hasta el último de sus recuerdos.
Porque va a llover de nuevo. Y con la lluvia, volverá a creer otra vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario