como yo olvidé
poner la alarma
aquel día
en el que
desperté
cuando ya
se había...
ido.
me olvidó
como si
fuese
cualquier domingo.
como si yo
no fuese más
que el resultado,
de restarle,
a la nada,
algo:
un cero
a la izquierda
del diablo
que sonreía
mientras el último
cigarro se acababa
en el cenicero
y yo me consumía
mientras tanto.
como se olvida
lo mucho,
aunque nunca
fuese
suficiente.
como los malos
momentos,
que terminan
sin ser
los peores.
nunca he sabido
borrar
del todo
los recuerdos.
siempre,
y sólo,
me conformaba
difuminando
las fotografías
con el vaho
que exhalaba
con cada
suspiro.
como cuando
sales de la ducha
y el espejo está
empañado.
así,
pero con todo
lo que vivimos.
con todo lo que
terminaría
matándonos
después:
ahora.
EMDG
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