No hablo de excepciones, sino de realidades, porque "cuando el tiempo nos separa los recuerdos nos consuelan"
El hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras. Y yo, con este blog, decidí hacerme esclava de mis palabras, y apartar el silencio.


Seáis bienvenidos, seres únicos.







martes, 22 de octubre de 2013

¿Cicatrizaron a tiempo o llegaron tarde?

Recapacitas. Tratas de contener el aliento esperando un cercano rescate. ¿Y qué si no llega?. Las semanas se auto-consumen y la pila de cigarros en el cenicero empapa por completo mis palabras. Letras que no llegan y momentos que se nos escapan. Porque hace tiempo que dejé de escribir en papel reciclable. Todo con la intención de que estas desdichas, este dolor, esta angustia, no recayera en manos equivocadas. Porque así es como funciona todo. Estoy entre la espada y un precipicio. Porque el silencio hace más ruido que los miles de años de portazos que nos separan. Volver a caer, y no saber levantarte. Canciones que nos recuerdan lo que deberíamos olvidar. Mejor que "un no te vayas", un "tú verás". O quizás no. Como cuando la propia contradicción se contradice y los relojes corren en sentido opuesto.
Pero el problema es que nosotros ya estábamos rotos antes de empezar a resquebrejarnos. La línea cayó mucho antes de que la comunicación se cortara por completo. Y nos seguimos preguntando que falló, si ambos, o el mundo. No supimos superar algunas fotografías, quizás fue eso.
Y acabé fingiendo poesía con anónimos al teléfono. Aceleré y caí, y aquí sigo, abandonada en una cuneta, en el kilómetro no sé cuantos que dista de tu casa. Rectifiqué mis errores hasta que terminé con la tinta del bolígrafo; Párrafos emborronados y mentes nubladas. Palabras que buscan un cabo al que adherirse. Una cohesión sin coherencia y su compañera "adecuada" al contexto.
Tanto, y tanto que te enseñan, pero yo aún no he aprendido a vivir sin la esperanza de que me salven, porque, dormir me lleva a soñar contigo, y despertar echándote de menos. Ya no me queda tabaco tras el que refugiarme.
Debería volver a las hojas en blanco, y no a escribirte poemas en ellas. ¿Cuánta  felicidad nos quedó pendiente?
Y comprendí entonces que las catástrofes se levantan temprano, y que las alarmas no siempre nos despiertan a tiempo. El mundo se parece cada vez más a un día perdido. Y poco más.




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