"Imagina el sol. Si algo se acerca lo suficiente a él se desintegra. Una cosa parecida sucede cuando intento escribir sobre lo que siento por ti. A veces es como si las palabras se esfumasen cuando me estoy aproximando, ¿lo entiendes? Cierro los ojos, te veo y me quema algo por dentro. No duele. Es bonito. E intento encontrar las palabras, pero no existen tales palabras. Sólo puedo resignarme, seguir con los ojos cerrados, fumarme un cigarro y esperar que tú llenes el vacío. Y si no lo llenas... bueno, ese es el mayor miedo que tengo. Puedo cogerte de la mano, puedo mantenerte la mirada, puedo besarte un segundo y detener el tiempo; pero temo que no llegues a entender, ni tú ni nadie, que detrás de cada absurdo movimiento, de cualquier rebuscado roce, hay algo que mueve todo eso, como un motor. Algo inexplicable, profundo, inmenso. A veces me da miedo. Es como gritar con todas tus fuerzas; con todas; en un lugar donde no existe el sonido. Nadie te escucha, ni siquiera tú lo haces. Y sientes como si te vaciases. Pero definitivamente no hay palabras. El cigarro sigue consumiéndose. Yo aún mantengo los ojos cerrados."
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