Dejó asomar su silueta por la puerta de mi memoria. Un escalofrío sacudió la fortaleza que había intentado acumular inutilmente y, como siempre, estaba echándola abajo sin que yo opusiera resistencia.
Interpretó susurrando el estribillo de una canción, que atribuí a una conocida composición de rap que reflejaba a la perfección su estilo de vida. Me dejaba acariciar por la atmósfera de Lucky Strike que sumía en un constante vaivén el sonido de su voz entrecortada. Si él se ahogaba a caladas, yo a base de océanos de memorias de esos que te acaban hundiendo tras muchos intentos por salir a flote.
Me arrepentiré una y mil veces, eso es algo que viene conmigo. Culparé a mi subconsciente y mi consciente, que esperaban impacientes su regreso para poner en marcha la maquinaria de ese amor imposible.
Ahora "ese desconocido" vuelve, tras un pacto. El cual ninguno de los dos cumplimos.
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