No voy a escribirte más, porque sería algo así como no querer aceptar, que donde tú pones puntos finales; yo sigo escribiendo puntos y a parte.
Que al final, todo se resume a eso, ser el prólogo de una historia preciosa, pero una vez más, sin final feliz.
Pero, antes de irte, tengo que pedirte algo, y es: finge salir por la puerta, con intención de no volver a cruzarla nunca.
Procura que no sea primavera, que los bares ya estén cerrados, y que la luna esté apagada y no pueda alcanzarte mi sombra. Procura no dejar nada de tí, con lo que pueda jugar a vestir tu ausencia. Trata de no dejar un "por si acaso" en el rellano. Que no queden cenizas de un "lo que pudo haber sido", y no fue.
Intenta dejar más de una herida, el arma cargada y un par de balas en el cajón; por si, en algún momento, llego a perder la noción del tiempo, y me da por echarte de más, cuando debería hacerlo de menos.
Retira todas las canciones compartidas, por si me entra la nostalgia al volver a escucharlas. Acaba también con los textos que un día te dediqué, por si me da por leerlos de nuevo, y recaigo.
Si me rompes, hazlo de verdad, para que sepa también que me has roto las ganas. Hazlo de tal forma, que incluso mi propio entierro, sea lo más parecido a algo como que me estés salvado de volver a caer, pensando en tí.
Vete, así, con paso firme y seguro. Con intención de no mirar de reojo, y mucho menos, de girar la cabeza. Huye, pero esta vez, sin dejar rastro.
Yo, por mi parte, prometo tatuarme el dolor de los últimos días, que supongo, no fue poco.
Y joder, Yo, por mi parte, prometo tatuarme el dolor de los últimos días, que supongo, no fue poco.
que la culpa no es tuya.
Porque,
por muy grande que sea la ola,
siempre acabará,
muriendo en la orilla.
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