Lentamente el cigarrillo se va consumiendo, olvidas mirar el reloj y se te hechan las horas encima, que típico.
Quizás este tratando de esconderse bajo un mar de mentiras, no hay porque negarlo. Aunque no sean más que suposiciones, es algo realmente tentador.
Indiferencia y melancolía, una montaña rusa de sentimientos que suben y bajan, un descontrol sin medida alguna que se desliza entre tus manos.
El humo de aquel cigarro empieza a ascender, a crear formas indescriptibles en el aire, aún nos queda algo de imaginación, es apreciable, supongo.
El tabaco la hacia recordar lo suyo, una calada, dos y al final, se acababa y su "amor" como humo se iba y perdía, tal y como todo en el ambiente, sin sentido ni apariencia alguna.
Correr en dirección contraria no significa estar equivocada, sino tener el valor suficiente como para poder elegir tu propio destino.
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