Ojalá todo fuera tan fácil como dejarse llevar y bailar.

No hay nunca un porqué para un recuerdo; llega de repente, así, sin pedir permiso. Y nunca sabes cuando se marchará. Lo único que sabes es que con el tiempo volverá a aparecer.

Olvidar  para bien, para mal, para qué? Si le buscamos un sentido muchas veces no llegamos a encontrarlo, y si el tiempo lo decide, tal vez sea porque no debemos de olvidarnos de algunas cosas, quién sabe.