Camina a paso firme, con la cabeza bien alta, con la mirada al frente. Por dentro está destrozada, pero no piensa permitir que por fuera se note. Tiene los ánimos por los suelos, pero lo soluciona colocándose unos tacones de 15 centímetros.
La vida le da la espalda, pero ella continua. No le apetece nada, pero sonríe, el tiempo pasa deprisa y no piensa perder ni un segundo. Prefiere quedarse en casa, pero sale con la intención de comerse el mundo. Porque, al fin y al cabo, si ella no lo hace, nadie más lo hará por ella.
No sueñes por encontrar el amor perfecto. Mejor lucha por un amor que, aun siendo perfecto, te logre hacer soñar.
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