La gente dice que si no has vivido la experiencia de saltarte las normas, no vives al máximo.
Cosas tan simples como un dibujo en la pared de un parque, un grabado en un árbol o el hecho de saltar una valla hacia un terreno desconocido hacen tener un subidón de adrenalina, como un sentimiento de que la sangre corre más rápidamente por tu interior, que te impulsa a chillar, a descargar todo lo que llevas dentro, a morder, a empezar a tocar las teclas de un piano sin sentido, a agitar las cuerdas de la guitarra sin reglas, a sentirte tu misma, sin ataduras. Es una sensación de libertad.
Estaba mirando tu blog y me parecio muy interesante. Ya estoy siguiendote para estar al corriente de tus ideas, porque me agradan.
ResponderEliminarEs cierto lo que dices. He tenido descargas de adrenalina pequeñas, ¡pero valla que se sienten!