No hablo de excepciones, sino de realidades, porque "cuando el tiempo nos separa los recuerdos nos consuelan"
El hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras. Y yo, con este blog, decidí hacerme esclava de mis palabras, y apartar el silencio.


Seáis bienvenidos, seres únicos.







lunes, 22 de febrero de 2016

Cuando olvidas como querer(te).

Yo supe querer, quedarme y caer. Pero admito que, a veces, la remontada es complicada. Porque, quien no ha intentando alguna vez, construir hogares, sobre suelos inestables. Quien no ha vivido de golpe, y sin medir las consecuencias. Quien no le ha sonreído a un tal "cualquiera", para que la destrocen por dentro. Quien no ha sido nunca una chica de "aquí o ahora, ahora o nunca". Quien no ha sonreído mientras todos los pedazos de un mundo colapsado se le venían encima. Quien no ha sido mujer de besos fugaces y despedidas predeterminadas. El vicio de cualquier indeseable a altas horas de la madrugada.
Entre copa y copa, vas disipando problemas, y recuerdas aquello que en tu vida, ya ha pasado a un segundo plano. Y entonces, llega él, con esos ojos verdes, con sus maneras y su forma de comerme la oreja. Y me hace perderme en lo más parecido que hay a un precipicio, su boca. A continuación, me pide que sea sus ojeras de mañana; y yo, como él bien sabe, últimamente termino alimentando con pólvora a todos aquellos que consiguen acercarse a mi boca, y arrepintiéndome después, como si eso fuera a solucionar algo. Como intentando disfrazar al dolor de belleza. Aunque lo cierto es, que es muy triste sentirte como la causa perdida de alguien, que ni siquiera te ha encontrado.
Quien sabe, quizás empiecen a llamarme "mujer a título perdido", o mis ganas hayan tocado fondo, y la sábanas de un cualquiera sean mi mejor refugio.
Duele el tener que esperar a alguien que sabes, que nunca va a llegar. Pero duele más aún, recordar el tiempo que sí lo hiciste, con la certeza, de que ese alguien, jamás volvería.
He conocido a mis mayores errores durante estos últimos meses. Me he convertido en aquello que he criticado toda mi vida. Bendita puta; o quizás, mejor vendida. Vendida a los ojos de cualquiera que le ofrece una copa, o que le susurra al oído lo guapa que está esa noche. Ser la niña de la mirada perdida en ninguna parte. La que se rompió, y a la que nadie quiso recomponer. La del "que importa el que dirán". O a la que el invierno terminó por cobrarla la factura de la falta de cariño.
Y creedme cuando os digo, que es jodido sentirse así.
Porque,
no hay nada mas doloroso,
que el verse reflejado,
en aquello que uno,
siempre ha detestado.
                                        https://www.youtube.com/watch?v=e2BgR5NNc94






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